sábado, 26 de abril de 2025 00:02h.

Encuentra salud a través del sonido de los cuencos tibetanos

Los Cuencos Tibetanos, tienen una antigüedad aproximada de 3000 años, son originarios de la cultura Pre Budista. IMG_2387

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Cuenco Tibetano

Antiguamente, los cuencos tibetanos eran un tema tabú, los monjes mantuvieron durante años en secreto de la creación y forma de hacerlos sonar, cuando les preguntaban decían que eran recipientes para comer. Siempre hubo cuencos tibetanos en los templos budistas, pero en comparación con otros instrumentos, no hay demasiado escrito sobre ellos. Los monjes tenían mucho interés en que las propiedades beneficiosas de los cuencos se mantuvieran en secreto. 

La expansión a occidente fue gracias al movimiento hippie, que llevo a muchas personas a viajar a oriente a países como India y Nepal que compraban los cuencos , esto fue en los años sesenta. A España llegaron sobre los años 80. Actualmente son muy conocidos y se utilizan con muchas finalidades, tales como relajación, masajes, música, en Reiki y en todo tipo de terapias alternativas en la apertura y equilibrio de los Chakras. La conexión entre cuerpo físico y espiritual, en medicina vibracional y en terapias holísticas. 

El ritual de elaboración. 

Los cuencos tibetanos se elaboran artesanalmente, con la aleación de entre 5, 7 ó 9 metales, cada metal simboliza un cuerpo celeste: El oro el Sol, la plata la luna, el mercurio el planeta mercurio, el hierro Marte, el plomo Saturno, el estaño Júpiter y el cobre Venus. Pero del Tíbet queda su nombre, misticismo y forma de manufacturación, ya que la mayoría de los cuencos son fabricados principalmente en Nepal e India. 

Fabricar los cuencos tiene un proceso totalmente ritual. Suelen hacerse cuencos de diferentes tamaños. Desde la fundición de la aleación metálica, hasta la limpieza y pulido interior y exterior sin olvidarse del grabado y pintado dependiendo si es ornamental o solamente sonoro, de la ritualización se encarga el maestro que lo percute una vez terminado. 

El poder de sanación 

Los lamas del Tíbet usaban los cuencos desde hace siglos para curar enfermedades del cuerpo y la mente. Además, son utilizados para producir un profundo bienestar, relajación y meditación. Se cree que el sonido de los cuencos a través de las vibraciones restablece el equilibrio entre cuerpo físico, el “yo” emocional y el energético en nuestro organismo. 

El poder de sus sonidos es descrito como sanadores por la conciencia e intención con que son elaborados. La leyenda, en ese aspecto, dice también que eran forjados en profundos estados meditativos, de ahí nacería su uso en ritos ceremoniales, despertar de la conciencia y posteriormente, en la curación de desequilibrios a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

Apelbaum, terapeuta en sonoterapia, asegura que su especial sonido armoniza y equilibra el sistema nervioso, logrando disminuir y aliviar niveles de estrés alto e hipertensión. También sanarían procesos de angustia, depresión, miedo, problemas de insomnio, concentración y en especial, se recomienda a personas muy mentales para conectarse con sus sentimientos y a quienes son hipersensibles, para comprender sus procesos personales y anímicos. Además, el experto asegura que, mejora y alivia trastornos a nivel de articulaciones y huesos.

El arte de percutir los cuencos

 
 

Los cuencos son frotados, percutidos con las manos o tocados con una baqueta de madera sola o cubierta con un pedazo de cuero, fieltro, tela o lana. El terapeuta debe tener un plano energético equilibrado, una energía brillante y entrar en un estado de meditación y paz emocional. 

“Las notas que generan son armónicas, sutiles y de naturaleza sanadora, pero no todas son percibidas por el oído humano. Se ha descubierto que equilibran los hemisferios cerebrales, la mente y las emociones, generando estados alfas de concentración relajada y gran receptividad”.  

Los efectos descritos se lograrían por la vibración que emiten, la que actuaría por resonancia en el cuerpo de una persona o ambiente. Es decir, el sonido de los cuencos se dice que tiene la vibración más alta y que cualquier persona, animal o ambiente expuesto a ese sonido, por resonancia, termina después de un rato, vibrando en el nivel más alto que puede alcanzar y sintonizándose con las

“energías del cosmos”. Al aumentar la velocidad de rotación de los átomos en el cuerpo físico, todo nuestro cuerpo comienza a elevar su vibración y así, se inicia un proceso de liberación, autocuración y desbloqueo en el plano físico, emocional, energético y espiritual.

Por lo tanto, el uso de los cuencos tibetanos también servirá para complementar otras terapias y para potenciar cualquier técnica de meditación. 

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Jessica E. Carrera 

-TERAPEUTA HOLÍSTICO Y VIBRACIONAL, NATUROPATÍA, TERAPIAS ALTERNATIVAS, MEDICINA ESTÉTICA, QUIROMASAJEIMG_2390